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Mostrando entradas de enero 11, 2009

HERMANN HESSE 1877 - 1962

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Entre Shandys y Bartlebys dedica este número sobre Hermann Hesse a los amigos Eduardo Halfon, quien rescata al escritor alemán en su novela El Ángel Literario, y Roger Michelena. Hesse es uno de los escritores más importantes del siglo XX pero que, paradójicamente, también es uno de los más maltratados por los críticos e intelectuales "serios y espesos", señalando al Nobel alemán de escritor para jóvenes o escritor de autoayuda . No sé si es justo señalar a Hesse de ambas cosas, honestamente no estoy seguro de que su obra sea juvenil o que se enmarque en las corrientes que muchos dividendos le ofrecieron y ofrecen a Mandino o Coehlo. Tampoco entiendo por qué los sabios de las letras emplean estos señalamientos con ánimos truculentos. En todo caso, ojalá y los jóvenes lo leyeran, probablemente el futuro nos garantice un mundo con menos gente idiota, o por lo menos, nos liberaría de tantos intelectuales "serios y espesos"

AUTOBIOGRAFÍA.

Nací hacia finales de la Edad Moderna, poco antes del incipiente retorno del Medioevo, bajo el signo de Sagitario y amablemente influido por Júpiter. Mi nacimiento se produjo a primera hora de la tarde un cálido día de julio, y la temperatura de aquella hora es la que, inconscientemente, he amado y buscado durante toda mi vida, y la he añorado dolorosamente cuando me faltó. Nunca pude vivir en países fríos, y todos los viajes voluntarios de mi vida se dirigieron al sur. Fui hijo de padres religiosos, a quienes amé con ternura y a los que habría amado más tiernamente si no se me hubiera enseñado el cuarto mandamiento a edad temprana. Pero, lamentablemente, los mandamientos siempre han ejercido en mí un efecto fatal, por muy justos y bien intencionados que fueran - yo, que por naturaleza soy un cordero y tan dócil como una burbuja de jabón, siempre he sido reacio a los mandamientos de todo tipo, sobre todo durante mi juventud. Bastaba con que oyese el "debes hacer" para que en

EL MAPA POLÍTICO DE HERMANN HESSE. Por Paul Noack

La historia de recepción de Hermann Hesse es un ejemplo excelente de la comprensión alternante que muestran sus lectores; por cierto, es una comprensión que no sólo afecta al individuo lector, sino a colectivos enteros, a corrientes de la época y a posturas sentimentales. A lo largo de su vida - en primer lugar - fue prototipo de una juventud que sufrió bajo el yugo escolar del imperio. Además - en segundo lugar -, en la época de su Steppenwolf ("El lobo estepario"), en 1927, fue un representante temprano de la actual crítica de la civilización. En 1922, con su Siddhartha, pero también con su Morgenlandfahrt (""Viaje a Oriente"), publicada diez años más tarde, estaba considerado como un trabajador fronterizo que iba al país de la sabiduría oriental. Con su Glaseperlenspiel ("Juego de abalorios"), publicado en 1943 - en cuarto lugar -, pareció que recomendaba la salida de la autodestructiva vida activa europea que había llevado a dos guerras mundiales.

TRES NOVELAS. Por Valmore Muñoz Arteaga

Es probable que uno de los escritores más leídos por la juventud mundial en los últimos 40 ó 35 años sea el alemán Hermann Hesse, quizás a ello se deba su reducción a escritor juvenil, malogrando con el mote toda una filosofía de vida expuesta en miles de páginas, miles de reflexiones, miles de acordes de una sinfonía universal. Sus trabajos son todos fundamentales, uno es un complemento del otro; sin embargo, son los tres los que pueden situarse entre los libros publicados más famosos y más leídos de mundo: Demian, Siddhartha y El lobo estepario. La primera es publicada en 1919 trata de un niño llamado Emil Sinclair y su proceso de aprendizaje espiritual. Un niño que abandona la candidez y los temores propios de la infancia al conocer a un enigmático compañero de aula llamado Max Demian. Demian le transmite a Sinclair una visión diferente al mundo abonado por la religiosidad y las tradiciones familiares. Sinclair abre los ojos a las contradicciones de la vida aburguesada llevada hasta

LA FALSIFICACIÓN DE HERMANN HESSE. Por Miguel Serrano

Tuve la suerte de ser amigo del gran escritor alemán. Aun después de su muerte, y habiendo abandonado ya la diplomacia, habité por diez años la antigua casa Camuzzi, en Montagnola, en la Suiza italiana. Fue ésta la primera casa de Hesse en ese pueblito de montañas, vecino de Lugano...... Es absolutamente absurdo creer que Hermann Hesse "pasó de moda", como un escritor para la juventud de hace cuarenta años. En verdad, a Hesse lo pusieron artificialmente "de moda" y lo usaron con fines precisos para desorientar a las nuevas generaciones de los años cincuenta y sesenta. Recuerdo muy bien que "SurkhamVerlag", el editor alemán de Hermann Hesse, tenía por obligación vender cuarenta mil ejemplares al mes de la obra de Hesse y, para ello, se valía de toda clase de publicidad y presión sobre las jóvenes generaciones de la época. Fue así como en EE.UU. se falsificó y transformó a Hermann Hesse, haciéndole aparecer como un "hippie", propiciador de la droga

EL ETERNO RETORNO DE HERMANN HESSE. Por Rubén Loza Aguerrebere

Alto y delgado, de rostro anguloso, con los lentes de aro redondo sobre los azules ojos enfermos, el tiempo fija, de Hermann Hesse, una imagen fresca y esencialmente joven. La suya es una de esa figuras que no acusan los efectos del paso del tiempo, pues, aún ajándolas, la embellecen, ya que le añaden sabiduría, gravedad y hondura. Y la verdad es que desde 1962, cuando su existencia se apagó en la pequeña aldea de Montagnola, donde tomaron forma algunos de sus grandes sueños, el viejo maestro no ha dejado de interesar a los nuevos lectores. Especialmente a los jóvenes. Y por ello, y aún hoy, sigue ejerciendo un encanto especial, razón por la cual periódicamente sus libros retornan. Y los jóvenes a él. Es, por así decirlo, su acaso su contemporáneo. Y bien, la noticia es grata para sus buenos lectores: acaba de publicarse un nuevo libro del escritor, titulado Relatos esenciales (Sudamericana); y, en este sentido, debemos consignar que las piezas que lo componen tienen una frescura casi

DENTRO Y FUERA. Por Hermann Hesse

Había una vez un hombre llamado Frederick; se dedicaba a tareas intelectuales y poseía una amplia extensión de conocimientos. Sin embargo, no todos los conocimientos significaban lo mismo para él, ni apreciaba cualquier actividad intelectual. Tenía preferencia por un cierto tipo de pensamiento, desdeñando y detestando los otros. Sentía un profundo amor y respeto por la lógica -ese método admirable- y, en general, por lo que él llamaba "ciencia". "Dos y dos son cuatro -acostumbraba a decir-. Esto es lo que creo; y el hombre debe construir su pensamiento sobre la base de esta verdad." No ignoraba, sin duda, que existían otras clases de pensamiento y cultura; pero no los consideraba como "ciencia", y tenía una pobre opinión de ellos. Aunque librepensador, no era intolerante con la religión. La religión estaba fundada en un tácito acuerdo entre científicos. Durante varios siglos su ciencia había abarcado casi todo lo que existía sobre la tierra y era digno de