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Mostrando entradas de noviembre 21, 2010

Zonas Húmedas -Dos primeros Capítulos- Por Charlotte Roche

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Desde que tengo uso de razón sufro de almorranas. Durante muchos años pensé que no podía decírselo a nadie, ya que las almorranas sólo les salen a los abuelos y siempre me parecieron muy impropias de una chica. ¡Cuántas veces habré ido al proctólogo! Pero el hombre me aconsejaba dejarlas donde estaban mientras no me causaran dolor. Y dolor no me causaban. Sólo me picaban. Para remediarlo, el doctor Fiddel, que es mi proctólogo, me recetaba una pomada de zinc. Contra el picor exterior se pone la cantidad del tamaño de una avellana en el dedo que tenga la uña más corta y se reparte por el anillo anal. El envase viene con uno de esos aplicadores puntiagudos dotados de muchos orificios que se pueden introducir en el ano y permiten la inyección de la pomada en pleno recto. Así es como logro calmar la picazón interior. Antes de tener ese ungüento me rascaba durante el sueño el ano con tanta fuerza que por la mañana me despertaba con una mancha de color chocolate en las bragas tan grues